
El Relojero De Los Recuerdos
En el corazón de una ciudad antigua, había una pequeña tienda de relojes que pocos notaban. Su dueño, el señor Alaric, era un hombre mayor y misterioso que decía poder reparar no solo relojes, sino también recuerdos rotos. Las personas acudían a él con objetos que guardaban memorias perdidas: un reloj de bolsillo que dejó de funcionar el día de una despedida, un despertador que marcó la última mañana de un ser querido.<br>Un día, una joven llamada Clara llegó con un viejo reloj de pared que había pertenecido a su abuelo. El reloj se detuvo el día que él falleció, y desde entonces, Clara sentía que había perdido una parte de sí misma. Alaric tomó el reloj, lo observó con atención y dijo: "Los recuerdos no se pierden, solo se duermen".<br>Con herramientas delicadas y palabras susurradas, Alaric devolvió la vida al reloj. Al escuchar su tic-tac, Clara cerró los ojos y vio a su abuelo sonriendo, como si el tiempo hubiera retrocedido por un momento. El señor Alaric le dijo: "El tiempo no se detiene, pero los recuerdos siempre están contigo".

El Museo De Los Recuerdos Invisibles
En el centro de la ciudad, había un museo peculiar que solo unos pocos podían encontrar. Se llamaba "El Museo de los Recuerdos Invisibles", y en él se exhibían momentos que las personas habían olvidado o dejado atrás. Cada sala estaba llena de vitrinas que contenían risas, susurros, lágrimas y abrazos, todos preservados como si fueran reliquias preciosas. Una mujer llamada Clara, que había perdido a su madre hacía años, entró al museo por casualidad. Al recorrer las salas, encontró una vitrina que contenía un recuerdo suyo: un día de lluvia en el que su madre la abrazó después de que se cayera de su bicicleta. Al acercarse, el recuerdo cobró vida, y Clara pudo sentir el calor de ese abrazo una vez más. El curador del museo, un hombre amable con gafas redondas, se acercó y le dijo: "Los recuerdos nunca se pierden, solo se esconden en lugares como este". Clara salió del museo con el corazón más ligero, sabiendo que su madre siempre estaría con ella en esos momentos invisibles.

El Sastre De Memorias Y Recuerdos
En el último piso de un edificio olvidado del centro de la ciudad, trabajaba el Señor Emil, un sastre peculiar que no cosía trajes, sino recuerdos. Con hilos de plata y agujas de ébano, reparaba momentos rotos: un primer beso desdibujado por el tiempo, la última conversación con un ser querido o incluso promesas que nunca se cumplieron. Valeria llegó a su taller llevando un viejo abrigo de su abuelo, el único recuerdo tangible que le quedaba de él. "Las costuras de los bolsillos están rotas", dijo. "Antes guardaba caramelos de menta para mí... pero ya no recuerdo su voz". El Señor Emil asintió y, en lugar de zurcir la tela, cosió el aire alrededor del abrigo. Los hilos brillaron y, de pronto, el taller se llenó con el aroma a menta y tabaco del abuelo. Valeria cerró los ojos y oyó su risa grave, tan clara como si estuviera allí. "Los recuerdos no viven en las cosas, sino en los espacios entre ellas", murmuró el sastre mientras devolvía el abrigo. Ahora, cada vez que Valeria se lo ponía, sentía un caramelo de menta en el bolsillo... aunque al mirar, siempre estaba vacío.

Summer Like A Dream: La Novela Visual
Summer Like a Dream es una novela visual emocional que te sumerge en un verano donde el tiempo parece detenerse… y los recuerdos empiezan a despertar. Interpretás a Haruki, un joven que, tras un año difícil, es enviado por su familia a descansar en una isla tranquila y desconocida. Pero lo que parecía un viaje de desconexión, pronto se convierte en algo mucho más profundo.

Jugando A Las Traes: Una Carrera De Amistad, Risas Y Recuerdos
En medio de juegos y travesuras, tres amigas reviven la magia de ser niñas, donde lo único que importa es correr, reír y nunca dejar de jugar. Esta historia sencilla nos recuerda lo hermosa que puede ser la amistad en su forma más pura y divertida. ¡Dale play y déjate llevar por esta tierna aventura!
Un Invierno Bajo El Mismo Cielo
La universidad está en pausa, y el silencio del apartamento solo es interrumpido por una llamada inesperada. Tu tía vuelve a confiar en ti para cuidar de Hazuki en el campo. Entre nevadas, tazas de té caliente y recuerdos de un verano pasado, te embarcas en un viaje que mezcla la calma rural con emociones familiares. ¿Qué cambiará este invierno?