Érase una vez tres chanchitos que decidieron construir sus propias casas para protegerse del lobo feroz.

El primer chanchito era muy perezoso y construyó su casa de paja, porque era fácil y rápido. El segundo chanchito trabajó un poco más y construyó su casa de madera. El tercer chanchito, que era muy trabajador, construyó su casa de ladrillos, fuerte y resistente.

Un día, el lobo feroz vino y fue a la casa de paja. Golpeó la puerta y dijo:

—¡Chanchito, chanchito, déjame entrar!

—¡No, no, no! ¡Ni aunque me soples y resoples!

Entonces el lobo sopló y resopló... y la casa derribó!

El chanchito corrió a la casa de madera de su hermano. Pero el lobo también llegó allí.

—¡Chanchitos, chanchitos, déjenme entrar!

—¡No, no, no! ¡Ni aunque nos soples y resoples!

Entonces el lobo sopló y resopló... y también la casa derribó!

Los dos chanchitos corrieron a la casa de ladrillos del tercer hermano. El lobo los siguió y gritó:

—¡Chanchitos, chanchitos, déjenme entrar!

—¡No, no, no! ¡Ni aunque nos soples y resoples!

El lobo sopló y resopló... pero la casa no se movió. Sopló más fuerte aún, pero no pudo derribarla.

Enojado, el lobo trató de entrar por la chimenea, pero el tercer chanchito encendió un fuego y puso una olla con agua hirviendo. Cuando el lobo bajó, ¡se quemó y salió corriendo para no volver jamás!

Los tres chanchitos celebraron y vivieron felices, sabiendo que el trabajo duro da buenos resultados.

FIN