Me llamo Anai, tengo 17 años y nací en lo profundo de la selva. Crecí entre cantos de aves y susurros de árboles. Un día, mi abuela me habló del espíritu del jaguar, guardián de nuestro hogar. Dijo que si lo veía, mi destino cambiaría. Una noche, lo vi, ojos dorados en la oscuridad. No sentí miedo, sentí fuerza. Desde entonces, sueño con proteger la selva, como él. Aprendí a curar con plantas, a escuchar la tierra. No quiero irme. Quiero que el mundo escuche a la selva antes de que su voz se apague. Esa es mi historia.